miércoles, 12 de enero de 2011
María Antonia Martínez: "“Siempre he dicho que yo solo agachaba la cabeza ante mi padre”
El encuentro con María Antonia es en la residencia de ancianos “Nuestra Señora de La Merced”, aprovechando uno de los días que se deja caer por Herencia a visitar a su madre. La frescura de sus movimientos y sus palabras presentan a una mujer aún joven (60 años) con ganas de vivir, entusiasta, comprometida, pragmática y ligeramente idealista. Prejubilada de Televisión Española, María Antonia tiene en su haber más de cuarenta años de profesión ejerciendo el periodismo deportivo por todo el mundo. Ha sido testigo de cuatro Juegos Olímpicos, así como de varios campeonatos del mundo y de Europa de baloncesto, natación y fútbol. Se confiesa hija de obrero, “aunque mi familia haya tenido mucho nombre”. No es mera palabrería: durante unos años compaginó el trabajo con los estudios y los partidos de baloncesto que disputaba como jugadora en Primera División. Aunque ahora vive a caballo entre Madrid y San Sebastián adora a “su pueblo”, Herencia, al que ama y con el que es exigente a partes iguales. Sus palabras suenan rotundas, como construidas con fuerza por la profunda convicción de sus ideas. Piensa rápidamente las respuestas y las argumenta sin vacilaciones. Su voz firme tan solo se quiebra cuando recuerda a su padre ya fallecido. No esconde sus ideas porque quizás ya no tenga miedo.
¿Por qué se metió a periodista?
Por una de esas casualidades de la vida tropecé con unos impresos para una oposición de la tele que iban a dárselos a una chica y dijo que no; entonces pregunté si me los podían dar. Rellené los impresos para auxiliar de programación y como en la vida hay que tener un poco de pizca de suerte para todo, aprobé las oposiciones. Y con 19 años era plantilla de TVE. Aunque empecé trabajando en documentación me di cuenta, por lo que veía a mi alrededor, que lo que me gustaba de verdad era el periodismo. Yo había dejado los estudios a los 14 años y, aunque quería ser maestra, no pude porque suspendí una asignatura y no conseguí hacer la reválida. A los 20 años volví a retomar los estudios, e hice periodismo mientras trabajaba. En aquella época conseguí meterme en Informe Semanal, en realización. Y así, casi sin darme cuenta, me encontré siendo periodista.
¿Es necesario estudiar periodismo para ser buen periodista?
No. Lo que se necesita es tener una buena formación, a ser posible en Humanidades. Es bueno que el periodismo como título exista, pero no conforme está diseñado actualmente porque la gente sale de ahí sin saber mucho, y sobre todo sin saber el oficio. Yo aprendí más en el diario Marca que en la facultad. Lo importante es tener ciertos estudios que te hagan pensar y entender las situaciones, la vida, tu situación y la del mundo.
Parece que el periodismo sea, muchas veces, un espectáculo más.
Un periodista está para contar lo que pasa y, a veces, para opinar. Los de mi generación hemos tenido el periodismo como un mito. Pero durante muchos años de mi carrera también he sentido vergüenza de ser periodista: por lo impresentables que hemos llegado a ser muchas veces. Hay muy poco periodista honrado. Somos unos arribistas y vamos a lo fácil, a presionar. No es que yo lo haya hecho, pero lo he visto de cerca. Uno no puede pensar que porque sea de un medio de comunicación vas a tener a tus pies a un futbolista, a un banquero o a quien sea.
Al periodismo le falta ética y sentido de la responsabilidad, que es justo lo que también le falta a la sociedad.
La conversación discurre por cuestiones meramente periodísticas, de los equilibrios de poder entre los medios y los lobbies financieros y empresariales, de la función pública del periodismo, del control al poder y de wikileaks, fenómeno mundial que ha puesto entre las cuerdas a multitud de gobiernos de todo el mundo. Hablamos de las posibilidades que ofrece Internet para poder ejercer el derecho a la información y libertad de expresión y del futuro de los medios. La conversación es quizás demasiado abierta y, entonces, María Antonia pregunta: “¿esto le va a interesar a los del pueblo?”. Parece como si no le importara tanto hablar de su vida y sí de una necesidad de hablar de Herencia y la Mancha. Le pido que responda una última pregunta más relacionada con su profesión.
¿Qué ha aprendido en estos años de oficio?
A disfrutar: que te paguen por hacer algo que te gusta es fantástico. He aprendido a ser yo, en el sentido de creer en mis convicciones. El periodismo es un mondo en el que tienes que pertenecer a un grupo y hay que hacer mucha camarilla, pero me he negado siempre a ello y lo he pagado caro. Siempre he dicho que yo solo agachaba la cabeza ante mi padre, y he tratado de mantenerlo en todo momento. Hay cosas que cuando no tienes demasiadas cargas familiares te las puedes permitir. Imagino que quien tenga hijos o una hipoteca terrible viva otra situación y quizás deba tragar más.
Qué gran respeto hacia su padre…
Mi padre era un bendito. Tenía una ferretería y fiaba a mucha gente hasta que vio que no podía seguir y tuvimos que irnos a Madrid con 16.000 pesetas, y el día y la noche. Allí empezamos de cero de nuevo. Mis padres hicieron milagros para que mi hermano y yo estudiáramos. Veníamos todos los veranos a Herencia. No perdimos el contacto con el pueblo. Hemos crecido queriendo a Herencia, toda mi familia tiene debilidad por el pueblo.
¿Qué le aporta el pueblo?
Sentir que eres de un sitio. Yo que me he criado en Madrid y he vivido siempre fuera, me gusta sentirme de aquí, le tengo mucho cariño. Adoro la gente, sus calles, la Iglesia… Pero que conste que a mi me sacan de quicio muchas cosas de Herencia y de Castilla-La Mancha. Me da mucha rabia que esta región, que ha sido tierra de paso e inmigrantes, siga aún siendo tierra de paso y que nadie se identifique y luche por su gente y no solo por sí mismo. Ese es el lado oscuro.
¿Por quiso ser Alcaldesa de Herencia hace cuatro años?
(ríe) Sí, sí. Cuando me presenté a las primarias socialistas pensé que podía dedicarle muchas horas y que tenía suficiente experiencia para ver las cosas con perspectiva y criterio. Lo hice porque me animó mi hermano y me dijo que podría hacerlo bien y que lo único que tenía que respetar era el dinero: controlar los gastos y saber dónde iban realmente. Yo tenía mi sueldo mensual porque me había jubilado prácticamente con el mismo sueldo y no necesitaba ir al Ayuntamiento a trabajar por dinero. Mi idea era luchar para ayudar al pueblo, sin ningún otro interés. El otro día me enteré que de nuevo habían puesto la guerra civil encima de la mesa en un Pleno y eso no se puede consentir. Me da igual si el tema lo saca el PP o el PSOE. Es hora de cerrar heridas, tender puentes y perdonar, por ambas partes y eso no se ha superado aún en Herencia.
¿Sigue queriendo presentarse a la Alcaldía por el PSOE?
Se acabó. Ya no estoy dispuesta.
¿Cree en los partidos políticos?
Me cuesta mucho trabajo creerlos sinceramente. No me he borrado del PSOE porque estoy en el grupo de Herencia, pero me he llevado varios chascos ya con la política. Además el funcionamiento de los partidos no es totalmente democrático. No tengo por qué elegir una lista en bloque de la que solo me gustan 7 personas y el resto no y que están ahí por estar cerca del poder o por tener buena relación con los que mandan. He sido tres o cuatro años periodista parlamentaria y he sentido vergüenza ajena.
Y cree en los políticos.
En algunos sí. Pero una de las cosas que me duele de este Ayuntamiento es la poca formación que tienen algunos concejales. Para entrar de concejal en según qué cosas hay que tener un mínimo de estudios y formación. Estos son los apaños de los partidos políticos.
¿Qué considera que se está haciendo bien en Herencia y cuáles otras no tan bien?
No tengo suficiente información sobre lo que ocurre en Herencia, pero en el tema de la educación sé que tanto en Herencia como en muchos colegios de Castilla-La Mancha se aprueban a muchos alumnos porque dan la orden desde arriba. Pasan de curso sin estar preparados. Lo sé. Y eso no se puede consentir. Ese es el gran problema de Castilla-La Mancha y de otras muchas comunidades. Por otro lado veo que tenemos un auténtico problema con el auditorio y no viene de la actual corporación municipal, sino de la anterior. Lo único que podemos hacer es invertir porque eso no se puede tener cerrado. Habrá que sentarse y estudiar qué hacer con ello, y a lo mejor se puede llegar a la conclusión de que con espectáculos para la gente del pueblo, que quizás ni vaya, no es rentable y habría que estudiar si es posible ponerlo al servicio de otros y reutilizarlo, por ejemplo, como centro de convenciones y congresos para profesionales en Castilla-La Mancha. Hay que darle un uso y rentabilizarlo. Y si no hay que hacer teatro, pues no se hace.
¿Qué planes tiene de vida?
Después de haber trabajado cuarenta años, el no tener obligaciones es muy gratificante. Me encanta levantarme y leer, escuchar la radio, viajar. Aún no me ha dado tiempo de aburrirme. Viajo todo lo que puedo y me relaciono más con la gente que antes no tenía la oportunidad porque el tiempo me lo impedía. Desde luego vivir sin prisa es fantástico. La única obligación es cuidar de mi madre y lo llevo muy bien. Lo único que estoy haciendo es disfrutar de la vida.
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