martes, 22 de febrero de 2011
Un pequeño paso hacia la libertad (personal)
¿Quién iba a pensar que 2011 iba a ser tan movidito? Después de un 2010 lento, pesado, tedioso y sumido en una pesada crisis, llega este año de repente, como un vendaval. A nivel internacional ahí están los países islámicos, haciendo añicos tantos años de abusos, sacándonos los colores a los gobiernos que lo hemos permitido, haciendo un ejercicio supremo de libertad. Y los cambios pasaron de Túnez a Egipto y de ahí a una lista de estados que no ha acabado aún.
Cambios, cambios y cambios en distintas instancias: políticas, económicas, sociales... Pero también personal. Porque así, de repente, como salido de la nada se me ha hecho nacer una revuelta interna. Contra mí, contra mi estabilidad y comodidad, contra el control que ejerzo diariamente sobre mi vida. Una revuelta que ha hecho añicos mi proyecto de vida, tan estancado en los últimos meses. Y así, he derribado la dictadura de mi trabajo que no me gustaba. Ahora navego dirigido por un gobierno de transición, el paro, pero no importa. Aunque tenga menos dinero, aunque las perspectivas no sean nada claras no significa que esté peor.
Ahora empieza todo. Ahora es el momento. Ahora, en mi primer día después de dejar mi trabajo, miro al frente y, pese a los miedos sociales y la coyuntura económica, sonrío. La oportunidad que me está esperando en Viena, en las Naciones Unidas, es algo que mi espíritu rebelde, juvenil e inconformista no podía dejar pasar por alto.
Siempre dije que nunca es tarde si la dicha es buena. Eso lo pensaba cuando hablaba de otros, pero dar el paso uno mismo cuesta y asusta. Pero estoy contento de haber vencido tales miedos y haber dado ese paso, un pequeño paso para este hombre, un paso más hacia la libertad.
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Ya te lo dije ayer, pero me alegro muchísimo de que emprendas esta aventura, que como bien dices, implica un terremoto vital. Di adios a lo conocido, a lo cómodo y estable y di un "hola" bien sonoro a esta nueva incertidumbre tan emocionante.
ResponderEliminarIsma te deseo un feliz viaje, no sólo a Viena sino también como viaje interior, en la búsqueda más aproximada de quien realmente eres, un espíritu rebelde y libre.
Mucha suerte...
Paula C.