martes, 29 de marzo de 2011

Sin (casi) miedo, sin (casi) planes


No es cosecha propia, pero lo asumo como hipótesis para mi vida: el miedo es el gran secuestrador de la humanidad. Paraliza e imposibilita al hombre en cualquiera de sus ámbitos. Es el miedo el que impide la libertad porque gracias a él uno no se atreve a la rebelión (personal o social). Es el miedo el verdugo de la felicidad porque gracias a él uno se somete a la tortura de la conformidad y la monotonía. Es el miedo el gran enemigo a vencer tanto en un plano íntimo como en el colectivo. Y ese miedo es un monstruo escurridizo, camaleónico y mutante que se adapta a cualquier forma y tiempo, y sabe perdurar. Se alimenta casi de cualquier cosa por lo que es muy difícil que muera de inanición, aunque una de sus mayores fuentes de alimentación es algo que se cría y reproduce en abundancia en nuestra sociedad (y en uno mismo): la ignorancia. La relación es directamente proporcional: a mayor ignorancia sobre algo, mayor miedo a ello, ergo menor libertad, menores esperanzas, mayor infelicidad...

¿Qué no retenía a los hombres ir más allá del Estrecho de Gibraltar sino el miedo a lo que allende esa linea se escondiera? ¿Y qué no alimentaba ese miedo sino una ignorancia comúnmente compartida de cómo era realmente el orbe? Hasta que alguien llegó y venció sus miedos y se adentró y fue capaz de abrir horizontes. Pero no es fácil. Nada fácil, tal y como Erich Fromm nos cuenta en su ensayo "El miedo a la libertad".

Y el miedo es tan inmenso como nuestra propia alma. Incluso el hombre menos miedica alberga rincones cobardes. Nadie se escapa a ello, aunque sí hay diferencias en cuanto al grado en el que uno está más o menos secuestrado por ese miedo.

Tres semanas después de haber aterrizado en Viena, ahora, justo ahora me doy cuenta de lo absolutamente acojonado que he estado en los últimos meses. Miedo a dejar el trabajo, miedo al qué pasará, al cómo pasará, miedo incluso cuando elegí dar ese paso y venir a Viena, miedo a lo desconocido, miedo al futuro incierto, miedo al día a día,.. Un miedo más inconsciente en la mayoría de ocasiones, algo más consciente en otras evidentes, pero miedo al fin y al cabo. Y ese miedo, hoy puedo decirlo, si bien es cierto que no está destruido sí está arrinconado y decrecido. Porque en estas últimas semanas he sido capaz de sobreponerme a él, y dar el paso, avanzar y no estancarme. También he abierto los ojos de mi alma y he leído entre lineas más allá de los guiones previstos en los manuales oficiales de la vida. Y he aprendido, sí, he aprendido una vez más. He aprendido que es mejor darse una hostia por acción que por omisión. Y que la vida es eso que pasa cuando tú estás haciendo otros planes, que ya dijo John Lennon.

Casi no tengo miedo a lo que venga mañana ni planes para afrontarlo, casi. Pero amanecerá, y lo viviré. Seguro.

2 comentarios:

  1. Eres un Monstuo.
    Ángel Gabriel

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  2. Que bueno me encanta!!!! pero que razón tienes!Ya lo dicen el mundo es de los valientes, que alguna vez también tendrán sus miedos...pero vaya tu de momento has pegado un buen salto de valiente! Yo cuanto antes me vengo de visita a veros!!Que parece que ha mejorado la cosa tanto para Bruno como para mí!!!!
    Un beso a los dos!!!
    OLI

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