jueves, 1 de enero de 2009

“Herencia no tiene todavía la entidad cultural que le corresponde”

Entrevista a José Almodóvar Romero

Llegamos una mañana de domingo, a las once en punto, a una casa que ya dejó atrás el olor a café, y que permanece limpia y acogedora. Nos recibe en un salón pulcro, sin más abalorios que un mapamundi en blanco y negro, algunos adornos morfológicos, un televisor desnudo y una estantería repleta de libros. Nos sentamos al calor del brasero, arropados por unas sayas en una mesita cubierta de revistas de Historia. El maestro decano de Herencia, con el permiso de su esposa que lleva el mismo tiempo impartiendo lecciones ininterrumpidamente en el pueblo, treinta y siete, habla sosegado a sus antiguos alumnos. Con una voz no impostada, serena, como el de las personas sabias que además de estudiar lo que se escribe en los libros ha experimentado en carnes propias lo que la vida significa. Si es que significa algo.

- Si la gente no nos miente, tu eras el maestro Don José. Algunos te conocemos como Pepe. ¿Dónde se quedó el “don”?

Yo siempre digo una cosa. Que los padres me llaman don José y los hijos, Pepe. El don se perdió con la Reforma, allá por los años 80, cuando la Transición nos convirtió a todos en iguales. Antes se enseñaba más y mejor. La escuela era una institución disciplinada: en el orden de entrada, de salida, en la estancia en el comportamiento. Había cierto orden y eso es bueno porque te forma para la vida. Ahora eso se ha perdido absolutamente. Si hay forma de controlarlo, no lo sé. La vida en los centros es descontrolada, llena de problemas de convivencia que antes no existían. Problemas entre los propios alumnos (peleas, agresiones) que antes los profesores cortaban de raíz. Problemas también entre los profesores y alumnos. Conflictos de convivencia. Evidentemente ahora hay cosas que son mejores. La más importante es que la enseñanza secundaria obligatoria es hasta los 16 años y ese es un avance social importante. La peor, es que los alumnos saben menos y eso es grave, muy grave. Los hijos son más ignorantes que los padres. Los conocimientos y los hábitos son inferiores, habiendo como hay más medios.

- Quizás es cierto eso que dicen que cualquier tiempo pasado nos parece mejor.

Eso lo decía Jorge Manrique. En cierto modo es verdad porque tú eras mejor antes; eras más joven, más fuerte,… no te veías tan vulnerable y tan indefenso como ahora, porque eso es la vejez: la indefensión y la vulnerabilidad. Por eso quizás todos tenemos la propensión a creer que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero porque tú te encontrabas mejor. Pero no. Sin embargo, sí es cierto que en ese aspecto la enseñanza ha perdido. Ahora es todo muy ramplón, en cierta manera agresivo. El ambiente que hay en los institutos es agresivo. Hay una tirantez que flota entre los profesores y alumnos. Hay profesores que pasan miedo, no en Herencia, pero eso existe. Hoy en día tienes que ser una persona fuerte de carácter para ser profesor y no debería de ser así. Si eres una persona buena, amable, benévola estás perdido. Para esta profesión no vale cualquiera. Aunque hay que decir que el centro de Herencia es pequeño donde todo el mundo se conoce. Éste no es un Instituto especialmente conflictivo. Sí va habiendo conflictos que antes no existían. Pero es un sitio todavía moderado. Aquí tenemos la ventaja que conocemos a los chicos, y a los padres y algunos fueron alumnos míos. Y eso evita muchas cosas. Yo con los chicos no tengo ningún problema. Eso es la ventaja de estar en un pueblo.

- Además de maestro, a ti te gusta el Arte. Incluso has escrito un libro sobre las pinturas rupestres de “La Rendija”.

A mí me gusta la Prehistoria. Yo siempre lo digo: a partir del año 500 antes de Cristo ya no me interesa nada (risas). No sé por qué. Supongo que es como todas las pasiones. Me gusta la Prehistoria y cuanto más antigua, mejor. Ahora me dedico a buscar útiles del Achelense y Musteliense, no en Herencia sino en otros sitios. Lo de “La Rendija” no es un libro. Un libro es otra cosa. Es una simple reseña de lo que hay ahí pero además lo hice ya hace muchos años cuando podía subir allí sin dificultades y se veían las pinturas. Eso que ha salido publicado en el Ayuntamiento ahora lleva publicado muchos años en un libro editado por la Diputación Provincial de Toledo sobre el Arte de la Edad de Bronce en Castilla-La Mancha. Lo que pasa es que entonces tuvo muy poco eco y se hizo una edición modestísima con solo las figuras sin color y texto breve. Ahora lo he hecho porque Jesús Almoguera, el Alcalde, sabía que eso existía y quería que hubiera una publicación con fotografías, una explicación didáctica y eso es lo que hemos hecho. Pero de ahí a un libro hay una distancia.

- Es cuanto menos asombroso que haya pasado tanto tiempo desde que publicaste aquella reseña, en el noventa y cuatro, sobre “La Rendija” y que tuviera tan poca repercusión. ¿No crees?

Esas cosas tampoco le interesan a mucha gente, a nadie. Lo hice pero no solo. Me ayudaron algunos compañeros del Seminario de Historia del Instituto de Alcázar. Es una publicación que alguna gente conoce. Curiosamente conozco gente que ha venido a La Rendija y han hablado conmigo y se han guiado por aquella publicación para ver lo que hay allí, para conocerlo. La publicación para alguien le ha servido, pero fuera de la gente muy especializada en Historia, eso no tuvo difusión. Las pinturas están deteriorándose cada vez más. Es verdad que hay ciertos mitos, pero nadie se ha llevado nada porque es imposible. Si alguien llega con un martillo y golpea, las rompe, pero no se las lleva. Lo que sí ha pasado es que por ser un lugar abierto, se han destruido y deteriorado y se ha pintado encima groserías y garrapatos. Así las pinturas se pierden. Pero de todas maneras ese es el destino de todo: perderse y desaparecer. No se si es una pena o no, o algo inevitable. De todos modos cuando las pinturas estaban sin deteriorar tampoco estaban todas: la misma naturaleza las va borrando. Desde que yo empecé hasta ahora es verdad que se han perdido muchas, muchas. Y es una lástima. Y se perderán todas, mientras eso siga así. La gente les echa agua, sprays, las frotan…

- ¿No hay manera de poner freno a tal deterioro?

Conservarlo es muy difícil. En algunos sitios han puesto rejas, pero quizás es contraproducente porque pueden pensarse que lo que hay dentro tiene más valor aún. Y eso no quita que alguien llegue y le dé un golpe y lo destroce. Herencia tiene un importante patrimonio arqueológico. Mira lo que ha pasado con lo que apareció hace unos meses con la tubería del Tajo-Segura, en Las Catalanas. Hay un patrimonio interesante y notable a nivel prehistórico, sobre todo en las sierras aledañas. Pero virgen, sin excavar. Aparte del poblado que ha aparecido iberorromano, hay asentamientos de la Edad del Hierro y hay también poblados y vestigios de la Edad del Bronce también notables. Toda la sierra está llena. Pero no es Herencia en el único sitio donde los hay. Toda la zona de los Montes de Toledo es un área riquísima en este tipo de yacimientos de esa época. Supongo que no tienen la categoría de los grandes parques arqueológicos de los que se preocupa la Junta como el de Alarcos o Calatrava. Pero sí son yacimientos que merecerían ser conservados y protegidos y no ser expoliados.En la propia sierra de San Cristóbal, hay pintura en una oquedad que mira al pueblo. No se conocen tanto, pero aquí pasar y calcar es muy difícil. Pero hay pintadas encima. No te quepa duda que de aquí a que pasen 4.000 años eso será arte rupestre. Ahora mismo la sierra es un sitio muy visitado y las motos lo están haciendo todo papilla. También se hacen cosas con poco tacto, por ejemplo los caminos que se han hecho en la sierra de San Cristóbal, o la recuperación de los molinos (el molino más alto de San Cristóbal está encima de un yacimiento ibérico y eso es un disparate).

- ¿Hay cultura en Herencia?

Yo siempre digo que el desarrollo cultural es inevitable. Entre otras cosas porque ya sois muchos que tenéis formación elevada. Cuando hay gente así, hay inquietudes. Quizás Herencia no tiene todavía la entidad cultural que le corresponde. Aunque confío en que Jesús [Almoguera] le va a dar otro aire a esto. Se ha ganado muchísimo en la vida cultural en Herencia. Aparte de la sala de exposiciones y de la pintura, el pueblo se está llenando de esculturas, esculturas de Arráez. Y de actos que todavía son minoritarios, a los que la gente no acude, pero que poco a poco llegará. Yo creo que el pueblo en ese sentido va para arriba.

-¿Qué es lo que te gusta de Herencia?

He vivido aquí toda mi vida, aunque me crié en Urda, llegué aquí con 20 años con mi mujer. Aunque si me jubilo con sesenta, dentro de tres, pues me iré.Herencia es otro sitio como otro cualquiera pero si no me gustara no hubiera estado aquí tanto tiempo. Supongo que todos los sitios son buenos, pero aquí estoy bien. Lo que más me gusta es que tengo muchos amigos en Herencia y eso es lo más interesante. Lo que menos me gusta es que me tiene apartado de la familia y eso se echa de menos. Y desde el punto de vista profesional estoy muy a gusto; y valoro mucho eso. Aquí es como si estuviera jugando en campo propio, conoces el terreno, a la gente no solo del Instituto, sino de otras cosas y eso me va bien.

Suenan Campanas


Suenan campanas aunque la mayoría de las veces no sabemos ni por dónde. Pero sonar, suenan. Siempre. Y es que se trata del propio ruido de la vida, que no cesa. Que no cesa:ni la vida, ni el ruido. Ni en el continuo repiquetear de campanas, ni los gallineros que se alteran, ni el alboroto de los mercados, o los voceros.Los dimes y diretes van y vienen y en esta loca confusión cada cual grita lo que le place, o lo que le dicen algunos que griten.

El ruido de la vida es tal que ningún ámbito de la misma le es ajeno: política, educación, sociedad, en entornos nacionales, internacionales o locales, en un plano personal o profesional, serio o desenfadado... aquí todos hablamos, todos opinamos, todos discutimos (incluso sin ninguna base o fundamento). Da igual. Basta con oir campanas para saber que tocan a muerto, o a boda. Y, de inmediato, nos lanzamos al oficio que resulte pertinente, aun sin saber por dónde suenan tales campanas, o si son certeras, o no....

Habiéndome esbozado así este caos de sonidos que no es sino nuestro propio mundo actual, este blog no pretende ser sino mi propia torre, un alminar modesto desde el que vociferar cuanto se me antoje, sea en el ámbito que sea y se trate del tema que se trate. Un ruido más en la vida que, no obstante, y sin llegar a ser pretencioso, resulte práctico para, al menos, poder determinar por dónde es que suenan ciertas campanas.