lunes, 22 de agosto de 2011

Que dos semanas no es nada...


La Flauta Mágica en la Ópera, la tumba de Mozart en el cementerio de St. Marx, las de Beethoven y Strauss en el principal, visitas, Lorenz y Paul, JuanD, Angelito, Mirska y Carlitos, Violeta, Mery, Bruno, Oli, Pilu, el Life Ball, el UP!, el Village Bar, el Why Not, PraterSauna, las fotos de cabina en 5 minutos, cervezas, el ron de la embajadora, Volley playa, nadar en el Danubio, kilómetros de bicicleta, el GayPride, el Catán, los pocos días de gimnasio Mc Fit, cambio de bicicleta, Naschmarkt, Wine & Co, Museums Quartier, largos paseos, El Miedo a la Libertad, sol aquí, nubes allá, el Ring, el Tel Aviv Beach, el Fluc y el Flex, kebab, arroz con pollo y verduras en el puesto de la parada del Uban, el Canal, Otto Warner, Belvedere, Kimt, piscinas con vistas, heuriger aquí y allá, vino blanco y tinto y cerveza, afters, cafés, inglés, español, e italiano o lo que se tercie llegado el caso, Crusin´ together, Eslovenia, Croacia, faltan horas de sueño, sobran ganas de vivir, Schonbrunn, una despedida (hasta luego Andrés), encuentros en el metro, la historia de la corbata roja, aparece alguien y se abre un paréntesis, música, baile, conversa, conversa y conversa, cigarrillos hasta el amanecer, desayunos hasta las 17, Café Merkur y Tunel, objetos encontrados, dinero que viene y va, proyectos profesionales, concreciones profesionales, decisiones, karmelitemarket, mi piedra triangular en femenino (Petra), ligues como cromos, historias como telenovelas, la Duquesa de Chile, Olivier, la casa patas arriba, la casa impoluta (casting para elegir mi relevo en la habitación), Marge Simpson de tourné, confidencias, skype, noticias, noticiones,...

Llevaba tiempo sin escribir sobre mi vida en Viena. Demasiado. Tanto que es imposible recuperar las entradas perdidas. Tan solo un esbozo de otras tantas y tantas historias escondidas, vividas y disfrutadas detrás de cada palabra.

Que dos semanas no es nada. Y es todo lo que me queda por disfrutar en esta mi cuarta ciudad de acogida.

Valió la pena, sin duda!!!